
Mis trucos para combatir el estrés y la ansiedad
Mis trucos para combatir el estrés y la ansiedad… En un post anterior, cuando os hablaba un poco sobre mí. Os dije que estaba intentando dormir mejor, y aprender cómo llevar una vida cada vez más saludable y beneficiosa. Parece que este ritmo vertiginoso que llevamos en las grandes ciudades es uno de los problemas de nuestro tiempo. Y que, en ocasiones, nos pasa factura e incluso afecta a nuestra salud. Por eso, es importante buscar formas para combatir el estrés y la ansiedad antes de que vaya a más y tengamos que acudir a la ayuda profesional. Aunque, por supuesto, no soy especialista ni pretendo ser experta en el tema, comparto con vosotras algunos trucos e ideas que a mí me han funcionado a lo largo de mi vida.
Desconecta de la rutina
Supongo que si habéis leído lo que escribí sobre mi gallinero, ya podéis intuir que soy amante de la naturaleza y los espacios al aire libre. Desde luego, una manera fantástica de desconectar y descargar tensiones es salir al campo, la montaña, la playa… lo que más os guste, y dar un buen paseo respirando aire puro. Sin embargo, la mayoría de las veces no es posible hacerlo, o al menos no lo es en el momento en que más lo necesitamos. En esos casos, mi experiencia es que también sirve hacer un ejercicio sencillo, que nos ayude a acercarnos a esa situación.
Se trata de visualizar la naturaleza, sus paisajes, recrear sus sonidos (lluvia, olas del mar, pájaros…) para relajarnos. Dedicar unos minutos, olvidando las tensiones, a este ejercicio, nos ayudará a pasar el día más tranquilo y también a conciliar el sueño. Se puede hacer en cualquier momento y lugar, incluso buscando un espacio tranquilo durante las horas de trabajo, para desconectar algunos minutos a lo largo del día y no permitir que la ansiedad te invada. Y, si estás en casa, también puede ayudar escuchar la radio o música clásica.
Relativiza los problemas
Hablando de conciliar el sueño, sin duda es muy importante un buen sueño para que el cansancio no agrave el problema. Lo que ocurre es que con frecuencia no dormimos bien. Seguimos “rumiando” las preocupaciones y las dificultades del día durante la noche. Y, eso no nos permite que el cerebro descanse y al día siguiente nos levantemos llenos de energía y con otro ánimo. Sé que esto es muy difícil, pero a mí me ha ayudado intentar buscar los motivos reales de las preocupaciones y hacer una lista, escribirlos en un papel para verlos desde un punto de vista más objetivo y así relativizar los problemas. Al hacerlo, a veces he descubierto que realmente no eran tan graves. Así, analizándolos de forma más tranquila y reflexiva, sin esa “obsesión” que a veces se adueña de la mente, me ha sido más fácil encontrar posibles soluciones.
Busca tiempo para hacer ejercicio
Otro aspecto importante, que a veces descuidamos, es hacer ejercicio y cuidar nuestro bienestar físico. Está demostrado que hacerlo también beneficia, y mucho, al estado anímico. Aumenta las endorfinas, que proporcionan bienestar, combate la ansiedad, mejora el sueño, ayuda a aumentar la autoestima, entre otras cosas porque mejora la estética corporal y así hace sentirse mejor con uno mismo….
No se trata de que ahora mismo salgas a correr, ni de que te machaques en el gimnasio todos los días. Busca el ejercicio que más te agrade e incorpóralo a tu rutina semanal, de forma gradual. Se trata de dar prioridad a cuidarnos frente a otras cosas y dedicarle un poco de tiempo. Incluso basta caminar a buen paso todos los días o, algo que yo recomiendo, bailar. Me encantan los bailes de salón, y son una forma excelente de relajarse ya que, además de mover el cuerpo, se socializa, se escucha buena música…
Prueba el mindfulness
Aunque requiere un poco de aprendizaje, también hay muchas técnicas de meditación y relajación que pueden ayudarnos. Para algunas personas resulta complicado, pero hoy día hay muchas herramientas que se pueden utilizar fácilmente. Tanto en casa, como en Internet, o en apps para el móvil, nos ayudan y enseñan cómo hacer una meditación dirigida. Busca un lugar agradable y tranquilo, vístete con comodidad, pon velas, aromas, música…. Cualquier cosa que te ayude a sentirte bien, y sigue los ejercicios que te indiquen. Con la cantidad de información que está a nuestro alcance actualmente, es fácil encontrar la técnica que te resulte más eficaz o recursos que se pueden aplicar de manera sencilla para “vivir el presente” en lugar de vivir agobiados por el pasado o el futuro. En esta misma línea, también puedes hacer ejercicios de respiración profunda, que favorecen la relajación.
Socializa y mantén ocupada tu mente
Y, para mí, sin duda, una de las mejores ideas que puedo proponeros es socializar, salir con amigos. Hablar con las personas que nos quieren y verbalizar las preocupaciones también es una buena forma de salir de nosotros mismos y no caer en desasosiegos innecesarios. Nos da otra perspectiva de las cosas y, al mismo tiempo, refuerza los vínculos emocionales que nos unen y nos hacen sentirnos más felices y más fuertes para afrontar las dificultades. L@s amig@s son la mejor terapia.
Por último, en mi caso concreto, también diseñar mis camisones, dedicarle cariño y atención a los detalles de un trabajo artesanal que me encanta, funciona como un eficaz antiestrés. También ser optimisma y tratar de ver algo positivo en todas las ocasiones, me ha ayudado siempre. Os recomiendo que cultivéis aficiones que os hagan disfrutar, veréis como también eso os anima y os relaja en los momentos de más tensión.
Está claro que cada uno de nosotros tenemos nuestros propios ritmos y preferencias. Pero todos notamos cuándo estamos empezando a entrar en un túnel del que después será complicado salir. Mejor prevenirlo a tiempo y usar todos los recursos a nuestro alcance para salir de ese túnel antes de que nos hayamos adentrado demasiado lejos y necesitemos ayuda profesional. ¿No os parece?